lunes, 8 de junio de 2009

Cuando nadie nos vea sube al desván.


Cuando nadie nos vea sube al desván. Foto Africa

A la ciudad de los sueños.
Donde se guardan los besos que nunca damos.

Te buscaré

Tú y yo solos.
Siente como mi silencio te habla.
Háblame cuando mi voz se apegue

Acaricia mi boca con olor a membrillo fresco secándose en el desván.

Que tu voz aterciopelada bese mis heridas.
Heridas que me hice por caminar descalza.
Tu y yo solo donde se guarda la melancolía.
En el lugar donde se mezclan los sentimientos.
Donde las miradas son caricias.
Caricias que dan vida.
Vida que duele.

1 comentario:

Una orilla para un mar de palabras dijo dijo...

A veces leer cuatro palabras en forma de poema pueden salvarte de caer en el abismo, a veces una mirada en forma de caricia puede consolarte más que cualquier palabra. Que demos todos esos besos que se quedaron en el desván de los sueños. Gracias, Sagrario, por compartir conmigo parte de tu vida.