viernes, 29 de enero de 2010

Piel de seda



Mi amigo es un hombre muy atractivo y mira que me fastidia reconocerlo.
Como él, he pasado la barrera de lo cincuenta años, una edad donde ya se puede hablar de la vida; con su pelo completamente blanco, su elegancia al vestir, siempre de negro (pero no de Armani)

Que desde que lo dejó con su mujer, es trabajo y casa, casa y trabajo. _ Que es lo que le digo yo.
¡Qué a casa no te van a venir a buscar!
_ Total que le apunté a una página para encontrar pareja._ ¡Que en buena hora! Porque, que paliza me da sobre su elección y sólo a conocido a dos mujeres, pero ahora no se decide; que si una es rubia pelo corto, pechos operados, cuerpo cincelado a base de gimnasio, culta muy culta, callada, sólo habla cuando tiene que decir algo interesante, tiene un cuerpo diez, me repite en horas de conversación al teléfono._ ¿Entonces dónde está la duda?
_ En la otra mujer.
_ ¿La celulitis es fea verdad? _ Me pregunta.
Sí, a mi no me gusta una mujer pasada en kilos _ le digo.
_ Si vieras como se ríe, cuando come me paso las horas disfrutando de la manera tan sensual que
tiene de comer.
Aquella noche acompañe a mi amigo, me recuerdo en un rincón de la barra del bar, ese bar que tiene siempre la misma mirada de los poetas y actores de cine en blanco y negro; ellos no han cambiado. Nosotros, los que acudimos al bar en busca de una cerveza, tertulias banales y algo más, sí que hemos cambiado. Tenía un cigarrillo en la mano (lo de dejar de fumar todavía no va conmigo). La gente era mucho más joven que nosotros. Con la mezcla de música y griterío apenas la vi llegar. Mi amigo nos presentó.
_
Encantada de conocerte, Rafael me ha hablado mucho de ti _ dijo con acento francés.
La observé, casi como el que va a ayudar a un amigo a comprar un coche.
Pelo negro, tez oscura, parecía de origen Marroquí, pero era de Salamanca, después de una larga conversación me presente_
Soy Ildefonso.
Me gustaba que me mirase, yo que le había dicho a mi amigo que las mujeres pasadas en kilos no me atraían para nada.
Pero ella era todo erotismo, sus manos moviéndose, como si dibujase ilusiones en el aire, escuchaba con atención y contestaba con esa chispa que da la vida cuando, se han dejado atrás las lágrimas de tristeza, para dar paso a una vida siendo consciente de quien eres.
Había hecho muchas horas a la caza de llevarme una mujer a mi cama, pero nunca había conocido una mujer así.
Me parecía más una historia de ficción que real.
Era inteligente, tenía sentido del humor, sí, celulitis, pero benditos sean esos muslos y esa espalda con piel de seda!
Esa noche terminamos los tres en la cama.

No sé si Rafael habrá decidido pasar el resto de su vida con esa mujer; pero yo esa noche no la voy a olvidar.


sábado, 23 de enero de 2010

Elegía a mis amigos




Mi marido me informó que las fotos que me enviaba por correo electrónico, podía hacerme sentir nostalgia, añoranza y tristeza.
Eran unas fotos de cuando terminaban los años setenta, donde nosotros éramos más jóvenes.

Y sobre todo porque dos de nuestros amigos que aparecían en ellas habían fallecido.
Un de ellos que en nuestra memoria está siempre joven, su muerte fue muy traumática. Se ahogo en un canal mientras se celebraba una concentración ecologista, a la edad de veinte dos años ( Tomas Rodrigues MERINO ).

El otro amigo, Eladio Villanueva Saravia “EL EGI”.

Pero como iba diciendo mi marido me envió las fotos, pero estas no llegaron.
Curiosidad, en mis sueños he visto a mi amigo ahogado y he pensado_
Los ves; puedo aguantar el dolor, de estos recuerdos._
Después me he pasado la noche llorando.

La foto solo la e visto en mis recuerdos.
Hoy las recupero para que no les olvidemos, !porque tenemos que hablar de muchas cosas!


Ese dolor lo dejo escrito Miguel Hernández y lo supo cantar Joan Manuel Serrat.

martes, 12 de enero de 2010

DOS MUJERES




Aquella mujer me cautivo, desde el primer día que me puse como su pareja para la práctica de Tai-chi.
Era una mujer tan bella, aquellos ojos como una canica de colores marrones oscuros, tenían un brillo especial, todo en ella era natural.

El entorno era un lugar encantador de Cantabria en el parque natural de Oyambre, bajo una bruma intensa, comenzamos con la figura básica, hombres, mujeres de distintas edades, diferentes categorías y distintas partes del país.
En la distribución que nos indico el instructor quizá por alturas me toco con María.
Sucedió algo muy fuerte cuando ella me coloco su manos en mi hombro y me miro, comprendí que esos sentimientos eren muy extraños para mi.
Mi vida sexual se limitaba a un comportamiento heterosexual.
Pero María era diferente, solo mirarme y parecía que tenía que pedir perdón por lo que estaba sintiendo.
Por las mañanas cuando comenzábamos la práctica de Tai-Chi en el pórtico de una pequeña iglesia, pensaba que todo el grupo se iba a dar cuenta, que cuando estábamos juntas saltaban chispas.

Durante la cena, bebía agua, clavando sus ojos en los míos, con un sentimiento de decir" tengo ganas de ti,” ”
me muero por saber como hueles.”
Sucedió fluido, y en armonía con el entorno, después de la cena nos fuimos a la playa, sentadas una enfrente de otra, encima de una esterilla para protegernos de la humedad de la arena mojada.
María estaba con la regla y temía que al levantarse la esterilla estuviera mojada.
Mientras; me describía todo lo gris y tremenda que fue su infancia.
Trago saliva y me contó como su madre entre cubos de agua caliente ayudaba a las jóvenes de la ciudad; señoritas de bien a abortar, en una casa maloliente, me redactó con lágrimas en sus ojos la tragedia y la pobreza de su hogar.
Todo el tiempo que he vivido, me parece una larga espera para encontrarte._ Le dijo Lucia,_ mientras se miraban solo a los ojos y compartían una coca cola en dos vasos.

María estudió Filosofía y Letras y ahora da clase en un colegio de secundaria, estaba casada y tenía un hijo.

Lucia había sacado una oposición para trabajar en la Universidad, casada y con dos hijas en plena adolescencia.
Lucia, aun no siendo una mujer creyente, los domingos se acercaba a la iglesia donde el hijo de María se preparaba para tomar la primera comunión y besar a María en la mejilla en el momento de dar la paz, durante toda la ceremonia ,se rozaban en el banco que compartían.


Lucia recuerda su extensa sonrisa esperándola a la puerta del trabajo después de unas largas vacaciones con sus respectivas familias
Sus encuentros eran especiales, con una flor que regalaba María y la colocaba en el sexo de Lucia, mientras la tomaba con su boca.

O un masaje que comenzaba en los pies y terminaba no se donde; siempre se sorprendían con practicas sexuales distintas.
Se preguntaban que diría de esa relación el padre de la antropología moderna Lévi-Strauss, reian y soñaban .


Durante un tiempo Lucia acudió al despacho de María y lo que sucedió allí nunca ni en sus fantasías mas eróticas se lo habrían imaginado.
María llegó un día con una expresión para Lucia desconocida.


_ Se lo he contado a mi marido.


_ Si tú quieres, nos vamos de esta ciudad. _ Dijo a Lucia.


A Lucia le entro el pánico.


_ ¿Por qué se lo tuviste que contar?