jueves, 16 de abril de 2009

Este ir y venir .Este hacerse mayor sin delicadeza


Cerré la puerta del coche, y mientras me ponía el cinturón, miré hacia atrás. La vi asomada a la ventana, la tenia abierta y la cortina corrida. Esa cortina que lleva su diseño, su marca, sus manos pintadas de rojo junto a un corazón.
Diez días antes había llegado las lágrimas de alegría y los abrazos dieron paso a la planificación de unos días juntas.
Pero hoy ha sido un abrazo largo, muy largo y profundo con lágrimas contenidas.
¿Que estaríamos pensando? Yo no soy capaz de describirlo.

¿Que pensaría ella, cuando me vio alejarme con el coche ?

Pronto nos volveremos a ver y esa es la ilusión, la podré dar besos de mariposa, escucharla como explica los comentarios de su trabajo, cocinaremos juntas, iremos de compras, me enseñará Ingles. Cosas sencillamente maravillosas.
Es una sensación agridulce, porque separarme de ella duele; pero dentro de poco tendremos nuevos encuentros y veré como florecen sus plantas que irán floreciendo lo mismo que su sabiduría y mi amor por ella crece y crece.
Muchas veces nuestros encuentros en la terminal C del aeropuerto el Prat en Barcelona son muy llamativos, besos abrazos y las cámaras que están de guardia esperando que llegue algún famosillo de turno, para hacerle la pregunta ridícula de turno nos miran con extrañeza.

Las despedidas son mas rápidas “No te importa que te deje aquí” “si te veo marchar me pondré mas triste ”Y yo la sigo con la mirada, mientras pongo todas mis cosas en la bandeja blanca, para pasar un control pesado y ridículo, el pago de nuestro bienestar, de nuestra libertad. Siempre el miedo aun atentado.
Casi siempre la misma pregunta, ¿lleva usted en el bolso aerosoles?
Si, pero son imprescindibles.
Y este ir y venir se ha repetido durante los últimos cuatro años. Y que hermoso poder seguir haciéndolo por ella, por mi. Este hacerse mayor sin delicadeza.