Los dos tenían asumido sus infidelidades, sus encuentros eran de pascuas a ramos, el siempre hacia hincapié en que quería conservar el calor del hogar._ “una llamada perdida con numero oculto y yo te llamo -”le dijo a Isabel antes de irse de vacaciones, a un pueblo de Asturias. Mariano debió de descolgar, sin darse cuenta, y las voces se escuchaban con claridad, Isabel se quedó parada como si estuviera mirando a través de una cerradura para poder descubrir al hombre que amaba, gritos insultos, le constó reconocer su voz; quizá por la agresividad del momento el teléfono quedó en manos libres, aquella conversación nunca la tuvo que escuchar
¿O quizá si?
Descubrió a un hombre distinto al que hacia el amor con pasión y ternura; comprendía sus problemas y reían juntos.
Se imaginó aquella mujer, la que le daba el calor del hogar; callada. Sólo se oían sus voces; Isabel empatizó con su mujer; escuchando detrás de unos visillos de ondas, siguió la conversación, él repetía y repetía lo mismo, con un tono hiriente, podía oler el miedo de aquella mujer, no podía entender que fuera el mismo hombre, que días antes se reían y disfrutaban de la vida.
Isabel, se quedó paralizada como si le hubieran puesto una armadura.
¿O quizá si?
Descubrió a un hombre distinto al que hacia el amor con pasión y ternura; comprendía sus problemas y reían juntos.
Se imaginó aquella mujer, la que le daba el calor del hogar; callada. Sólo se oían sus voces; Isabel empatizó con su mujer; escuchando detrás de unos visillos de ondas, siguió la conversación, él repetía y repetía lo mismo, con un tono hiriente, podía oler el miedo de aquella mujer, no podía entender que fuera el mismo hombre, que días antes se reían y disfrutaban de la vida.
Isabel, se quedó paralizada como si le hubieran puesto una armadura.
África